Un postre de origen italiano, ideal para acompañar la merienda.

No hay pasta ni plato típico italiano que no sepa elaborar Donato de Santis, el JURADO de “MasterChef Celebrity”. Pero no solo es una estrella en lo que se refiere a amasado, pizza y tallarines, sino también en los postres de su país, como es el tiramisú.
Este es un postre nacido en el corazón de la península y que, primero en Francia y luego en todo el mundo, fue ocupando un sitio transcendental de la pastelería: hoy se elabora en todo el planeta.
Hecho a base un bizcocho o vainilla humedecida en café y con una crema elaborada con huevos y azúcar y el típico queso mascarpone, el cocinero italiano que vive en Buenos Aires desde el 2000 suele prepararlo en su restaurante y lo elabora con una receta apta para todos.
Para esta versión, se necesitan cuatro yemas, cuatro cucharadas de azúcar, cincuenta centímetros cúbicos de Marsala, cuatro claras, medio litro de café preparado fuerte, 500 gramos de mascarpone. Para preparar las vainillas, se requiere 85 gramos de almidón, 165 gramos de azúcar, 115 gramos de harina y 6 huevos.

Aunque muchos suelen usar vainillas compradas, Donato también brinda la receta para preparar este bizcochuelo en casa: una vez tamizados la harina y el almidón, mezclar las yemas con el azúcar y batir hasta obtener punto letra.
Por otro lado, hay que batir las claras con azúcar y unas gotas de limón para que se logre una espuma consistente. Agregar las yemas con espátula y movimiento envolvente. Lentamente, sumar los secos y colocar la mezcla en una placa que debe estar enmantecada y enharinada. Se cocina al horno fuerte durante ocho minutos.
El armado es todo un secreto: como primer paso se deberá calentar el café y mezclar con el Marsala; por otro parte, batir las claras y dejarlas a punto nieve. Las yemas, por su lado, deben batirse con azúcar a baño María. Unir con el mascarpone y las claras. Mojar las vainillas con el café y colocarlas en una fuente e ir alternando una capa de vainillas y otra de crema.
Historia de la realeza
Aunque siempre suelen darse discusiones al respecto, el tiramisú tuvo su primera aparición en el siglo XVII, en Siena, de la mano del gran duque de Toscana, Cosme III de Médici. Cuenta la historia que los pasteleros de la localidad decidieron rendirle homenaje con un postre cuyos ingredientes reflejaran la personalidad del aristócrata.