Manute Bol, el legado del libertador sudanés

De entre los gigantes de la vera del Río Nilo emergió el primer africano en jugar en la NBA, que supo utilizar ese mote para lograr la independencia de Sudán del Sur.

Manute Bol, de visita en la selvática Turalei junto a algunos integrantes de la tribu Dinka.

En la reanudación de la NBA volvió a tomar trascendencia la figura de Manute Bol gracias a su hijo: Bol Bol. El alero de Denver Nuggets fue la sensación de los primeros partidos amistosos tras superar una grave lesión que lo privó de mostrar su talento a principios de temporada.

No fue fácil la vida de Manute en su aldea junto a los Dinka. Imagínense por un instante vivir en un lugar en el que a los 4 años te arrancan dientes de cuajo como símbolo de finalización de la niñez, o que te realicen cortes con navaja en la cabeza a los 11 años como inicio de la adultez; todo eso para complacer al Dios Nhialac.

Él quiso dejar atrás todas las costumbres tribales como caminar 11 kilómetros en plena oscuridad de la selva para cortejar a mujeres de su aldea, y así poder casarse con ellas para tener un sinfín de hijos. Su nombre significaba “bendición especial” en Dinka. Estaba destinado a serlo para su pueblo.

Todo eso quedó atrás cuando, tres años después de culminar la primera guerra civil de Sudan (1955-1972), un primo le recomendó incursionar en el básquet y así aprovechar sus 2,31 metros de altura. Aceptó, y no le fue tan fácil la primera vez, ya que, al intentar volcar la pelota en el aro su boca se enganchó en la red perdiendo dos piezas dentales.

Le llevó un tiempo de adaptación en Jartúm, capital de Sudán, con gran influencia musulmana, algo nada conveniente para la gente del Sur. En mayo de 1983 (en los inicios de la segunda guerra civil sudanesa) Manute Bol aterrizó en Estados Unidos buscando una oportunidad. Se encontró con muchas trabas de regulación de leyes en las que incluyó la prohibición de jugar para San Diego Clippers (hoy Los Ángeles Clippers).

Un año más tarde tuvo la posibilidad de representar a la Universidad de Bridgeport por medio de una beca conseguida por quién lo trajo de Sudán para triunfar: Don Feeley. Allí pudo demostrar su potencial, y era la atracción del juego. Cada vez que jugaban de local se agotaban los 1800 lugares disponibles, y esto llamó la atención de los ojeadores de la NBA de cara al draft de 1985.

Lo ficharon los Washington Bullerts (hoy Wizzards) , y no los decepcionó. En su primer partido oficial realizó la friolenta cantidad de 15 tapas (la segunda mejor de la historia en la competencia), acumulando 387 en todo el torneo, convirtiéndose en la mejor marca para un debutante. Como si fuera poco, es el único jugador que acabó con más tapones que puntos anotados en la historia de la NBA.

Manute Bol junto a Muggsy Bogues, el jugador más bajo de la competición en la historia.
Manute Bol, el jugador más alto en la historia de la NBA junto a Muggsy Bogues, el jugador más bajo de la competición en la historia.

Mientras agrandaba su figura en la NBA, su tierra era arrasada por los conflictos internos territoriales en nombre de la religión. La división de las facciones rebeldes y el crecimiento de producción de petróleo, sumados a la mala gestión del presidente Numerei, fundamentalista del Norte, derivaron en una de las más sanguinarias guerras civiles con dos millones de personas asesinadas y otros cuatro desplazados de sus hogares,


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La artritis de rodillas y muñecas lo llevaron a dejar la NBA en 1995 a sus 35 años, según los datos que obtenía la competencia, al ser que la fecha de nacimiento de Manute era figurativa: 10 de octubre de 1962. Le inventaron la fecha para que pueda entrar en la universidad y jugar.

Luego de su retiro dedicó todas sus fuerzas en buscar la manera de terminar con la guerra en su país. Desde invertir toda su fortuna en ayuda humanitaria, como la construcción de 41 escuelas, hasta perder contacto con su familia exiliada en los EE.UU.

En la primer reunión de negociaciones de paz que tuvo Manute Bol con el presidente de facto del Norte, Omar Bashir, terminó acusado bajo los cargos de espionaje. Le exigieron transformarse al Islam, y él no aceptó por su creencia cristiana como todo ciudadano del Sur de Sudán. Bashir aprovechó y lo culpó de brindarle información a Estados Unidos sobre un tal Osama Bin Laden (tiempo después Bol admitió que le advirtió al gobierno norteamericano sobre la incursión de Al Qaeda y la protección de Omar a estos).

Manute Bol junto a su hijo, Bol Bol, tras el accidente automovilístico sufrido en 2004.

Por las presiones de los organismos internacionales fue liberado en 2002. Escapó a Egipto y después a EE.UU, donde en 2004 sufrió un grave accidente automovilístico que le provocó diversas secuelas de por vida.

Fue una figura fundamental en la reconciliación de su pueblo. Enseñó a perdonar y olvidar. Aún cuando los musulmanes del Norte masacraron a 250 familiares suyos. Entendía que éstos adeptos al gobierno de Jartúm eran sus hermanos y no sus enemigos.

En 2005 volvió a Sudán en busca de una última contribución, como si fuera un tapón a la intolerancia. Logró el cese de los ataques y que se firmara el acuerdo de Naivasha para realizar un referéndum en 2011 en busca de la independencia de Sudán del Sur, decretada el 9 de julio de ese mismo año en la ONU tras el resultado del 98.3% de aceptación en el referéndum de enero.

Atrás quedó que estuvo a punto de arribar a Ferro después de dejar la NBA. Los que sostienen que jugó esa competencia con 50 años de edad. O cuando el oficial de migraciones casi no lo deja entrar a EE.UU el 23 de mayo de 1983 porque en su pasaporte figuraba que medía 1,59 metros (es que en Sudán lo midieron sentado).

Y más lejano quedó su presencia en las Naciones Unidas, al ser que el 19 de junio de 2010 falleció en Virginia producto de una grave reacción al tratamiento que estaba recibiendo en su país por padecer la enfermedad de Stevens-Johnson.

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