Paleontólogos identificaron fósiles que sugieren que hasta tres especies de abelisáuridos coexistieron en Marruecos hace 66 millones de años. El estudio amplía el conocimiento actual sobre la biodiversidad del Cretácico
El período final del Cretácico estuvo marcado por la evolución de faunas de dinosaurios en distintas zonas de la superficie terrestre, un fenómeno impulsado por la fragmentación de los continentes. Sin embargo, las especies de las regiones del hemisferio sur han sido menos estudiadas en comparación con las de dinosaurios en el oeste de América del Norte y Asia, que han sido extensamente analizadas.
El Cretácico tardío en África sigue siendo en gran medida un enigma. Un nuevo artículo publicado en la revista Cretaceous Research describe dos nuevas especies de dinosaurios que vivieron hace aproximadamente 66 millones de años y que poseían hocicos cortos similares a los de un bulldog y brazos extremadamente cortos.
Estos dinosaurios pertenecían a la familia Abelisauridae, una especie carnívora homóloga a los tiranosaurios del hemisferio norte.
Investigadores de la Universidad de Bath, la Universidad del País Vasco, la Sorbonne Universités y el Museo de Historia Natural de Marrakech han descubierto que una de las especies medía alrededor de 2,5 metros de largo y fue identificada a partir de un hueso de pie fosilizado hallado cerca de la ciudad de Sidi Daoui, en Marruecos.
Una especie, encontrada cerca de la ciudad de Sidi Daoui, está representada por el hueso del pie de un depredador de aproximadamente dos metros y medio de largo ( Nick Longrich, University of Bath)
La otra especie, encontrada cerca de Sidi Chennane, medía aproximadamente 5 metros de largo y fue identificada a través de un fósil de tibia. “Lo sorprendente es que estos fósiles se encontraron en lechos marinos”, señaló Nick Longrich, paleontólogo de la Universidad de Bath.
“Estamos hablando de un mar tropical poco profundo, lleno de plesiosaurios, mosasaurios y tiburones. No es precisamente el tipo de lugar donde uno esperaría encontrar dinosaurios, pero ahí los estamos hallando”, agregó .
Un Nuevo Mapa de Especies
Los fósiles sugieren que hasta tres especies diferentes de abelisáuridos coexistieron en Marruecos hace unos 66 millones de años, lo que indica una gran diversidad de dinosaurios en el norte de África antes de la extinción masiva que marcó el final del Cretácico.
Estas especies se distinguen de otros abelisauroides por características únicas en la constricción y la inclinación de la diáfisis, así como en la curvatura medial del hueso. La textura del hueso indica que pertenecía a un individuo maduro. Su tamaño reducido, proporciones esbeltas y forma inusual del metatarsiano sugieren que no está estrechamente relacionado con otros abelisáuridos del Cretácico tardío.
Ambos formaban parte de una familia de dinosaurios carnívoros primitivos conocidos como abelisaurios, y vivieron junto al abelisaurio mucho más grande Chenanisaurus barbaricus , lo que demuestra que Marruecos era el hogar de diversas especies de dinosaurios justo antes de que un asteroide gigante impactara al final del Cretácico ( University of Bath)
“El final de este período en el oeste de América del Norte muestra una disminución en la diversidad”, afirmó Longrich. “Pero eso es solo una pequeña parte del mundo. No podemos generalizar a partir de los dinosaurios de Wyoming y Montana para todo el planeta”.
Longrich también señaló que el clima se volvió más frío hacia el final del período, lo que podría explicar la disminución de la diversidad en latitudes más altas. “En Marruecos, al menos, los dinosaurios parecen haber mantenido su diversidad hasta el final”, agregó.
“Cuando el Tiranusaurios rex dominaba como megadepredador en América del Norte, los abelisaurios eran los reyes de la cadena alimentaria en el norte de África”, comentó el profesor Nour-Eddine Jalil, paleontólogo del Museo de Historia Natural y de la Universidad Cadi Ayyad.
“Los fósiles de dinosaurios, aunque raros, transmiten el mismo mensaje que los más abundantes restos de reptiles marinos: justo antes del evento de extinción del Cretácico-Paleógeno, la biodiversidad no estaba en declive, sino que era, de hecho, bastante diversa”, concluyó.
La investigación también contó con las contribuciones de Erik Isasmendi y Xabier Pereda-Suberbiola.