En la Argentina, todos los 24 de noviembre se celebra el Día Nacional del Vino, nuestra bebida nacional. Es una fecha que busca darle valor a la bebida y su producción en nuestro país, ya que logró ser reconocida a nivel mundial y ubicarse entre las mejores del planeta.
El 24 de noviembre en la Argentina se celebra el Día Nacional del Vino, también conocido como el Día del Vino Argentino. Nuestro país es el único vitivinícola en el mundo que declaró a su vino como bebida nacional, y es un producto con una larga tradición y relevancia cultural para los argentinos.
Un día como hoy pero del 2010, año del Bicentenario de la Revolución de Mayo, el decreto nº 1.800 firmado por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró al vino argentino como bebida nacional, por lo que quedó la efeméride el 24 de noviembre. En 2013, el Congreso Nacional sancionó la Ley nº 26.870 que oficializó la iniciativa.
Día Nacional del Vino: objetivos
El Día Nacional del Vino es una ocasión que pretende revalorizar el producto y su producción nacional: “se busca difundir las características culturales que implica la producción, elaboración y consumo del vino y sus tradiciones”. El texto del decreto destaca los cinco siglos de historia de la vitivinicultura argentina, su importancia socioeconómica y la calidad del producto, citado como “honorable Embajador en el mundo”, a la par del dulce de leche, la yerba mate y la carne.
Desde el 2000, el vino argentino no para de evolucionar y mejorar su calidad, más allá de las crisis económicas, y la falta de acuerdos internacionales que permitan su exportación. Hoy en día, el Malbec ya es reconocido en el mundo y asociado directamente con la Argentina, y poco a poco se va convirtiendo en uno de los tintos más elegidos. Si bien el Torrontés es la única uva nativa, se producen variedades como Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Chardonnay y varios blends tintos y blancos, todos ellos de calidad mundial.
Datos curiosos sobre el vino argentino
Ocho de cada diez argentinos y argentinas toman vinos tintos, blancos, espumosos, rosados, dulces y secos; desde 12 a 18 grados centígrados, solos o diluidos con agua, soda, o con hielo. En Argentina y Uruguay se da la particularidad de diluir el vino, ya que cuando solía llegar en barcos había pasado treinta días de viaje a más de 30ºC.
A mediados del siglo XIX, Domingo Faustino Sarmiento tomó medidas para convertir la producción vitivinícola en una industria, y con la llegada de los inmigrantes, las grandes bodegas se multiplicaron, así como el consumo.
Hacia fines de los 90, en medio de una crisis, algunas bodegas apostaron por la calidad, se tecnificaron y comenzaron a exportar. Con la llegada de capitales extranjeros y el auge del Malbec, la Argentina se convirtió en el quinto productor mundial de vino y principal exportador de mosto de uva en el planeta.
La vitivinicultura constituye una de las actividades agroindustriales más importantes de nuestro país: genera más de 106.000 puestos de trabajo de manera directa y 280.000 de forma indirecta. Existen más de 17.000 productores, quienes cosechan las uvas para las más de 900 bodegas que abastecen el mercado.
Aunque si bien se exporta a más de 160 países, los más importantes siendo Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Brasil y Países Bajos, la mayor parte de la producción (70%) está destinada al mercado local.